Ómicron, la variante del virus causante del COVID-19, es, como ya se sabe, altamente trasmisible; sin embargo, su grado de agresividad aún no está del todo determinado, por lo que es necesario no confiarse y sobre todo vacunarse para hacer frente a esta y otras variantes, señaló el doctor César López Camacho, egresado de la BUAP e investigador de la Universidad de Oxford.
El científico, quien actualmente investiga enfermedades emergentes en la Universidad de Oxford, donde estudia con sus colegas la respuesta inmune contra el SARS-CoV-2, refirió en entrevista que las variantes siempre han existido, incluso desde el momento que surgió el COVID-19. Sin embargo, la mayoría de las mutaciones en los virus tienen escaso o nulo efecto sobre las propiedades de estos; algunas pueden influir, por ejemplo, en la facilidad de su propagación y la gravedad de la enfermedad asociada a tal infección.
El aumento de contagios de las últimas semanas en el mundo, incluido México, se relaciona con la variante Ómicron. Para el doctor César López Camacho, egresado de la BUAP y especialista en Biología Molecular por la Universidad de Manchester, la capacidad infectiva y la agresividad de una variante son dos factores distintos: la primera está relacionada con su grado de contagio, mientras que la segunda con los efectos que tenga el virus en el organismo humano.
Respecto a las variantes como Ómicron o Delta, refirió que todos los virus mutan porque suelen replicarse en distintos organismos y durante este proceso pueden presentar cambios en su material genético, es así como surgen las variantes, por lo que se espera que sigan generándose. Enfatizó, sin embargo, que la mejor manera de desacelerar su aparición es incidir en la disminución de la propagación del virus que causa COVID-19, a través de la vacunación con esquemas completos, además del refuerzo, el cual reduce drásticamente la severidad de la infección.
Sobre la combinación de biológicos, el doctor López Camacho mencionó que ya existen estudios científicos que la avalan, ya que finalmente el objetivo es el mismo, “crear inmunidad contra el virus causante del COVID-19, sólo que a través de un canal distinto”.
Al respecto, explicó que en el caso de la vacuna de AstraZeneca, la cual se diseñó en la Universidad de Oxford, parte de una plataforma adenoviral, es decir, de un adenovirus modificado no replicativo que expresa dentro de las células humanas sólo una porción del virus SARS-CoV-2, a través de la conversión del DNA a RNAm, lo que permite generar respuestas inmunes contundentes contra el patógeno que causa la enfermedad de COVID-19.
Por su parte, la vacuna de Pfizer recurre a pequeñas moléculas de ARN. Cada una contiene el mensaje de un gen de coronavirus empleado para generar anticuerpos. El laboratorio de cada uno de nuestros cuerpos procesa entonces el ARN mensajero, el ingrediente activo de la vacuna de Pfizer-BioNTech para producir la proteína espícula del coronavirus. Por lo tanto, la vacuna Pfizer es una abreviación más corta que la de AstraZeneca, ya que las dos producen la misma proteína del coronavirus, detalló.
En lo que concierne a los tiempos de resguardo en caso de salir positivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que una vez que te has infectado del virus SARS-CoV-2, el periodo de incubación será de 5 a 6 días para presentar síntomas, sugiriendo 14 días de cuarentena; pero con la variante Ómicron, la cual presenta más de 40 mutaciones distintas, ocasiona que los tiempos de aislamiento sean diferentes.
Algunos países piden cinco, siete o hasta 10 días de aislamiento; en México, por ejemplo, algunos médicos sugieren cinco días. El doctor López Camacho advierte que aún faltan estudios para determinar con certeza los cambios que tiene Ómicron respecto a otras variantes y su persistencia en el organismo infectado y eso implica que los tiempos de aislamiento pueden ser mayores en algunas zonas o regiones.
Añadió que en países como Inglaterra el tiempo de aislamiento es de cinco a siete días para la variante Ómicron; siempre y cuando la prueba de flujo lateral sea negativa. No obstante, las pruebas COVID son más accesibles para la población en general y se envían a las casas por correo, esto a diferencia de México, donde los costos por realizar una PCR o una de antígenos son elevados, además de que son gastos que absorbe la población.
Lo anterior puede ocasionar que una persona que estuvo en resguardo por solo cinco días aún pueda tener una carga viral importante, de esta forma si se reincorpora a sus actividades sin practicarse una prueba previamente, el riesgo de contagiar a otros individuos se eleva.
Finalmente, el especialista enfatizó que la prevención, la cual incluye seguir las medidas sanitarias ya conocidas, como el uso de cubrebocas, la sana distancia, empleo de gel antibacterial y lavado constante de manos, pero sobre todo la vacunación y el refuerzo, reduce eficazmente el número de contagios, hospitalizaciones y muertes por COVID-19. En el caso de las variantes, los índices de vacunación también son fundamentales, por lo que las autoridades y la sociedad en general deben asumir su responsabilidad y seguir las medidas recomendadas para tratar de frenar esta pandemia.
Hasta la tercera semana de enero el pico más alto de contagios en el país osciló entre los 50 mil y 60 mil casos de COVID-19, mientras que el número de muertes diarias llegó a las 300, las cuales se sumaron a las más de 302 mil registradas en México desde que inició la crisis sanitaria. Puebla ocupó un lugar en la lista de las 10 entidades que concentran 65 por ciento de los casos en toda la República Mexicana.
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