EN LÍNEA ESTADÍSTICA, LA COLUMNA DE RICARDO HERNÁNDEZ ESPARZA.

Necesidad de creer… Pasión… Decepción…

Creer.

Una de las características del ser humano es que requiere creer en algo o en alguien para llevar a cabo una actividad. Es así como cree en la existencia de un ser supremo que guía su vida; en la música, cree en el talento de un intérprete o un grupo al que apoya hasta su desaparición o muerte y en el deporte, particularmente, desde muy pequeño cree en un equipo o un deportista, de ahí que en esto último la escuadra que le resulte atractiva, va a ser a la que apoye toda su vida.

Pasión.

Así, dejando a un lado las áreas de vida y centrándonos en el deporte, usted se habrá dado cuenta que después de inclinarse por un equipo de fútbol, por dar un ejemplo, el siguiente paso implica la pasión por ese conjunto, al grado que gozamos al extremo los triunfos y en las derrotas hasta llegamos a llorar o a hacer un berrinche tal que perdemos el control de nuestras acciones.

En ese sentido, no está de más recordar a mi padre (QEPD) que cada semana se iba a la Arena Puebla a ver luchar a su ídolo Santo, El Enmascarado de Plata, y me platicaba que si triunfaba, era una semana que disfrutaba a plenitud, pero si llegaba a perder, dejaba de comer tres días. Imagínese usted.

Decepción.

Tristemente, esos tiempos románticos ya se fueron. Y es que hoy que tanto se presume de ingresos estratosféricos generados por las apuestas en el deporte, sea el que sea pero de características profesionales, o de contratos millonarios para hacer que nuestro representativo de fútbol juegue en Estados Unidos, el primero ha provocado que muchos hayan dejado de creer en la honestidad de los resultados y el segundo, que Mexico como seleccionado haya perdido identidad con su verdadera afición, la que vive en nuestra República Mexicana.

Y eso es parte de 

Por hoy es todo, si Dios quiere, aquí estaremos la próxima semana. Mi twitter: @DeporPueblaRHE.